"...el dulzor de tu pentagrama un do-re-mi desparrama." Éste blog, como bien lo dije desde un principio, pretende ser un registro de historias vividas que quizás nadie lea, pero valen la pena ser escritas. Ayer me pasó algo muy particular, comprobé que no solo los polos opuestos se atraen. Tantas clases de física fueron en vano, existe el magnetismo entre polos iguales y me atrevería a decir que por más que muchos discrepen de mi hipótesis, es más fuerte que el de polos opuestos. No desespereís, voy a pasar mis respectivos fundamentos que den fé de mi teoría: Era domingo de elecciones, día soleado y me encontraba en mi cama leyendo mi libro favorito, vaya a saber que numero de veces ya, cuando me llega un mensaje de esos que uno no espera pero a la vez los espera (yo me entiendo). -Hola, ¿cómo estás? Simple y elegante mensaje, quizás uno diría que es trillado, a lo que discrepo rotundamente, ya que todo depende del emisor. Luego de conversar un rato supe que ten
Sal con una chica que no lee. Encuéntrala en medio de la fastidiosa mugre de un bar del medio oeste. Encuéntrala en medio del humo, del sudor de borracho y de las luces multicolores de una discoteca de lujo. Donde la encuentres, descúbrela sonriendo y asegúrate de que la sonrisa permanezca incluso cuando su interlocutor le haya quitado la mirada. Cautívala con trivialidades poco sentimentales; usa las típicas frases de conquista y ríe para tus adentros. Sácala a la calle cuando los bares y las discotecas hayan dado por concluida la velada; ignora el peso de la fatiga. Bésala bajo la lluvia y deja que la tenue luz de un farol de la calle los ilumine, así como has visto que ocurre en las películas. Haz un comentario sobre el poco significado que todo eso tiene. Llévatela a tu apartamento y despáchala luego de hacerle el amor. Tíratela. Deja que la especie de contrato que sin darte cuenta has celebrado con ella se convierta poco a poco, incómodamente, en una relación.